Odio el estado Ni. No saber qué siento, qué quiero, como me siento; no entender qué me haría bien o mal y mucho menos, como hacer para adelantar estos días hasta que llegue a algún punto determinado, hacia algún color. Es que ni en mi estado de ánimo soporto los grises, las indecisiones...
Creo que este tema viene de algún trauma pasado. La gente suele ser indecisa (yo también), pero hay cosas en las que uno definitivamente no puede darse el lujo de dudar o instalarse en una escala de grises eterna, porque estamos del otro lado nosotros que reventamos por una respuesta, por una definición; aunque sea la peor.
Yo prefiero que me digan que quieren aunque eso me perjudique, en lugar de que dilaten ineterminablemente la espera... No lo soporto y mi cuerpo menos.
Entonces, se vuelve insoportable este estado. Inmanejable. Desesperante
jueves, 27 de agosto de 2009
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