Te forman para juzgar, te juzgan y pretenden que no les pagues con la misma moneda.
Te crian para competir, te meten en la cabeza que lo importante es ganar y después pretenden que no caigas, luego de cada fracaso.
No hay mayor soledad que esa: la de no entenderte y que nadie te
entienda o que pueda darte una mano, que aclare un poco el panorama. Que
te ayude, realmente, entre tanta indiferencia.
Somos monstruos, que nos alimentamos de los demás. Nos enseñaron eso. Y todavía pretenden que nos amemos?
lunes, 17 de diciembre de 2012
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