Cada anhelo, pierde su atractivo una vez bajo mi poder; cada meta, se destiñe cada vez más con el pasar del tiempo; cada sueño, se transforma en una ridícula película; mientras que cada reproche, inseguridad, enojo y frustración toman lugar en cada espacio libre, empujando las únicas ideas importantes hacía el vacio... perdiéndose por completo dentro de la enmarañada cadena de pensamientos inconclusos desechados.
No encuentro sentido, no encuentro luz. Las historias se desacen incluso antes de que pueda darles vida. Las imágenes pierden su foco, hasta convertirse en manchas amorfas. Los olores, las texturas... Todo es como el cartón; todo pierde su cuerpo, su esencia. Todo se achata, se consume.
Todo muere, mientras yo lo observo, a la distancia, incapaz de moverme.
lunes, 15 de febrero de 2010
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