sábado, 20 de febrero de 2010

Los Otros

Estoy aburrida, escuchando una de las pocas bandas con la que logro conectarme -no, no quiere decir que no sepa apreciar la música y el talento-, pero es difícil conectarse con muchos músicos o hacerlo en un punto que sea realmente sorprendente y nos emocione. Lo mismo pasa con las personas que se van cruzando en nuestro camino: algunos nos obnubilan y después pierden su encanto, convirtiéndose en pedazos de carne que solo sirven para alimentar alguna que otra necesidad; también están los irrelevantes que, con el tiempo, se vuelven aburridos y molestos o bien, siguen siendo igual de intrascendentes. Ahora bien, llegamos a la parte importante: la gente que aparece sin un por qué y que nos cambia la vida, aunque sea mínimanete. Y no hablo solo de cambios buenos, de amor, amistad incondicional, luz en nuestros momentos de oscuridad, etc. No, también me refiero a esas personas que, a través de sus vivencias, palabras o simplemente su presencia, sabemos que no vamos a volver a ser los mismos. Esas personas que despiertan la necesidad de algo en nuestro interior; que encienden la mecha que hace explotar los sentimientos más intensos y contradictorios: amor desmedido, fascinación ciega, odio y envidia, deseo de venganza. Sentimientos que nos obligan a caminar para estar más cerca de aquellos que nos grita por dentro. Podría decirse que, la mayoría de las veces, somos y logramos algo gracias a los otros.

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