Qué irónico cuando nuestros propios ideales nos golpean con una fuerza asesina justo en la boca del estómago, dejándonos sin aire y con los ojos inundados en lágrimas. Acaso no entienden que yo, él, nosotros y ellos peleamos por lo mismo? No les entra en esa cabeza que todos somos víctimas de fuerzas mayores y complejas, que exceden todo nuestro accionar? No hay peor impotencia que la de quedarte parado, inmóvil, mientras te aferrás con el último esfuerzo a tu vida; no hay mayor miedo que el de sentir dudas sobre tu presencia en esta maldita tierra. Si, maldita, injusta, corrupta, sádica tierra. Enferma por los hombres, enferma de poder y muerte. De qué sirve ser humano, defender, pelear por los derechos de todos, si en cuenta les diste la espalda para pronunciar el final de tu discurso, te apuñalan violentamente hasta que no puedas conseguir la fuerza suficiente para cerrar los ojos por última vez? Si este es el planeta en el que vivimos, yo no quiero vivir; pero me niego a darme por vencida, a creer que esto es todo.
Como digo siempre: lo que sobra en este mundo es gente de mierda
miércoles, 10 de marzo de 2010
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