martes, 9 de marzo de 2010

El Olvido

Las horas pasan, corren, se escapan de mi. El reloj nunca marca los mismos números; pareciera que nada pudiera repetirse. Los sonidos, casi imperceptibles, la luz tan cegadora. Las palabras frías, nerviosas, que dudan antes de salir. Manos temblorosas, interferencia... Anhelos olvidados, guardados en algún pequeño cajón. Amores enterrados en el patio, junto con las semillas que supieron cubrir ese campo de batalla con una suave cortina verde esperanza, haciéndonos olvidar que una vez nuestra sangre fue derramada allí, en ese lugar, que ahora rebalsa de promesas y vida. De toda esa vida que, por momentos, sentimos que se esfumó. Esa vida y esa muerte que van unidas de la mano, formando una misma figura. Esa muerte que nos persigue y nos sorprende, respirando cerca de nuestras nucas, expulsando bocanadas de aire helado. Filoso. Cortante. Esa muerte que sale de vos con cada palabra cargada de miedo; con cada abrazo partido; en cada foto olvidada; en cada beso con gusto a sangre y adiós.

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