viernes, 1 de octubre de 2010

Entonces, solo queda rendirme y aceptar esto.
Este sentimiento incompleto, esta verdad a oscuras...
este dolor que erosiona cada músculo y cada sostén;
que me empuja a alejarme, a esconderme...
demasiado asustada para dejarme llevar,
para desechar ideales y poner los pies en el asfalto.
Con las nubes como suelo,
me hundo en la densa realidad,
difusa y brillante,
donde no hay signos de claridad;
donde no sé si estoy viva o muerta.

Y esos instantes, en los que mi pecho explota,
en los que nada importa...
salvo que la piel me guíe y piense por mi,
que mi cuerpo responda;
que me reduzca a lo más simple y puro...
esos instantes no importan?
El dolor de no corresponder tampoco?

La agonía de querer dar y no poder,
sin todavía entenderlo...


No importa?

No hay comentarios: