Todos pasamos una etapa, por más corta que fuera, de pura contradicción. De querer irte, pero también volver; de amor y de odio. De sentirnos deseados y, a la vez, aborrecidos.
Yo me encuentro en el medio de todas aquellas decisiones jamás tomadas, pero sin haber alcanzado un equilibrio; por el contrario, esquivo preguntas, miedos y dolores. Me obligo a no mirar atrás y a pensar lo justo, para evitar arrepentimientos. Pero me resulta inevitable caer en ese vacío, al recordar que ya no es como antes; lo que causaba tranquilidad, ahora es también la causa de mis males y remordimientos. Asumo también que me convertí en la responsable de mucho dolor; que, a veces, es mejor perderme que encontrarme; hacer de cuenta que ya no existo, que nuestras vidas se transitan en mundos paralelos que jamás se van a tocar...
Pero, qué hacemos durante esas noches, donde todo vuelve, golpeándonos, para revelarnos que estamos en el mismo lugar que antes, llorando por lo mismo que antes?
domingo, 28 de agosto de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Lo de antes, ya fue, no va a volver por lo tanto no tiene mucho sentido que sigamos lamentando, es toda una pérdida de tiempo y hoy en día es valioso.
Publicar un comentario