martes, 3 de septiembre de 2013

Luchando contra viejas recetas
en un mundo prefabricado.
Empujando cuerpos inútiles
y despreciando rostros vacíos.
Descreída del romance
y de cada ilusión en mi cabeza,
así te encontré. Así me encontraste.
Aprendí que las cosas son lo que son,
y que ninguna ensoñación
se parece a la realidad.
El amor no es lo que dicen
ni la felicidad tampoco,
pero entendí que se construyen
a la medida de cada uno.
Dentro, hay lugar para algo de luz
y también para algo de oscuridad.
Decidí que no formaras parte de ninguna,
mas si de mi vida; de cada lugar.
Colocar un detalle tuyo,
que despierte algo vivo;
que arranque una lágrima, una sonrisa.
No hay más realidad que esa.
Ni felicidad.
El amor, como es.
Remendado, sucio, frágil.
Intenso, doloroso y, por sobre todo,
completándome cuando estás
y también, cuando no estás.

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