Encerrada dentro de este cubículo, cálida y ajena a los estrepitosos sonidos del exterior, aún creo que existe una respuesta para todas aquellas preguntas. Esas que se dibujan en sus rostros, que persisten en sus sueños...
Nada me gustaría más que mostrarles la dirección; mostrarles el brillo de lo verdadero. De aquello que solo se presenta poquísimas veces ante nosotros y que no debemos desaprovechar.
Pero cómo hacerlo, si la muchedumbre los empuja hacia el lado contrario? Confundiémdolos, vaciándolos y rellenándolos, nuevamente, de aire. Solo de aire.
Robándoles la esencia y las metas. Transformándolos en masas nulas, uniformes. Obedientes. Carentes de vida.
viernes, 27 de agosto de 2010
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