Y no importa la tempestad; la nieve en mis hombros.
El frío cortante, el tacto insensible.
Nada importa si en cada beso,
una parte de mi
se aleja... Vuela.
Si los látidos de mi corazón recuperan su sonido,
en cada exhalación tuya.
Qué importa el dolor, el frío, la desesperanza,
cuando un solo abrazo
logra desvanecer el mundo
por completo.
sábado, 21 de agosto de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

1 comentario:
Es tremendo y hermoso que parezca que Nada.
Publicar un comentario